Jueves, 04 Julio 2019 02:51

Vivir en la calle: “Aguantamos gracias a la ayuda de la gente”

Darío y Daniel permanecen a la intemperie debajo de un puente de Panamericana, a metros del imponente Hotel Sheraton. Reciben asistencia de voluntarios que recorren la zona por las bajas temperaturas. La Comuna contabiliza al menos 15 casos similares. Insisten en la apertura de un refugio.

Darío y Daniel hace varias semanas que duermen debajo de un puente de la Panamericana, en Pilar.


Permanecen a la intemperie a la altura del KM 49,5, a metros del imponente Hotel Sheraton, centros comerciales y complejos de oficinas.


La estructura, señalan, “algo cuida” del frío, y “ni hablar de la lluvia”.


Son pasadas las 11 de la noche de un miércoles que está a punto de dejarle paso a uno de los días más fríos del año.


“Acá estamos bien. Aguantamos gracias a la ayuda de la gente. Si tuviéramos una casa, no dormiríamos en este lugar. Pero otra no nos queda”, señalan ambos, sentados en medio de decenas de abrigos y frazadas que la gente les lleva.


Sueltan algo de sus historias, con algo de desconfianza: “Hacíamos changas, de albañilería sobre todo, pero ya no hay. A mí me quemaron mi casa, en Del Viso, y no tengo dónde estar”, cuenta Daniel, de 34 años.


Su compañero, se anima y dice: "Yo estaba hasta hace poco en un refugio de Benavídez, pero me fui. Nos roban todo en esos lugares”.


Darío, tiene 28 años y golpes en su rostro. “Esto lo tengo porque me cagaron a trompadas en José C. Paz, donde también me robaron todo”, informa mientras se señala el enorme moretón que le cubre el ojo izquierdo.


Los hombres, con las cabezas cubiertas con gorros de lana, se frotan las manos, beben sorbos de café de un vaso térmico que un vecino solidario les dejó hace minutos, e insisten, pese a que el termómetro indica que hacen 3 grados, que “el frío se aguanta”.


“Tenemos varios abrigos, nos trajeron bolsas de dormir. Pero lo más valioso que tenemos es el perro que nos acompaña siempre, y el carro con el que nos ganamos la vida”, continúa Daniel mientras muestra la estructura armada con hierros, caños y dos ruedas.


“Gracias a ese carro hoy pude hacer 300 pesos juntando y vendiendo cartón. Es lo que me gasto para comprar comida”, calcula el hombre.


Con la noche ya avanzada, recibieron alimentos y frazadas del Municipio, vecinos se acercaron hasta ellos con comida, y otros voluntarios solidarios los han visitado con el objeto de llevarlos a una iglesia evangélica del centro de Pilar.


También se acercó casi al mismo tiempo personal de Defensa Civil, quien se ofreció a llevarlos al microestadio municipal.

 

-Los puedo llevar al microestadio, queda a la salida del centro de Pilar-, invita el hombre de Defensa Civil, a su vez Bombero, luego de bajarse de una camioneta.

 

Detrás de él, en un auto particular, un hombre y una mujer llegan con más abrigos, café y prometen para este jueves por la noche un guiso.

 

-¿Podemos llevar también al perro y el carro?-, preguntan los hombres con desconfianza, antes de decidir si aceptan la oferta.

 

Asistencia y Refugio

Daniel y Darío son solo dos de las casi 15 personas que viven en la calle en Pilar.


La ola de frío polar encendió las alarmas de organismos y vecinos, quienes acudieron con ayuda. Sobre todo luego de que un hombre muriera por las bajas temperaturas en la Ciudad de Buenos Aires.


Pero la negativa a irse de los lugares no es la excepción, a veces es la norma. “No se quieren ir, no los podemos obligar o llevarlos por la fuerza, pero sí tenemos que estar atentos y acercarles ayuda”, indican desde Defensa Civil.


Claro que las situaciones e historias de vida son siempre distintas. Daniel y Darío son una de esas caras. Hay familias que no pueden pagar el alquiler y fueron desalojadas. El drama es amplio. Y obliga aún más al Estado a arbitrar mecanismos eficientes que saquen a la gente de esa situación.

 

El Defensor del Pueblo de Pilar, Juan Pablo Trovatelli, volvió a insistir con que se disponga de un refugio especial para personas en situación de calle, una promesa del actual gobierno que aún no llegó a concretarse y que se pensaba hacer en cercanías a la estación del ferrocarril San Martín.


“Le pedimos nuevamente al Municipio que nos diga qué pasó con el refugio que se había prometido, y nos respondieron que de lunes a viernes de 8 a 15 están receptivos a que se acerquen los vecinos en situación de calle, y a su vez hablan de una iglesia que una vez por semana permite el uso de duchas, pero no más que eso. Respuestas, soluciones de fondo y la creación de un dispositivo con asistentes, espacio y recursos no está habilitado”, señaló Trovatelli, quien encabeza una dependencia que por tercera vez en menos de un año insiste sobre la situación.


Desde el Municipio, la Directora de Fortalecimiento Familiar, Yanina Pereira, aseguró que la situación está siendo controlada o monitoreada por su área, y agregó que existe un programa que se denomina de “Asistencia Integral de Personas en Situación de Calle”.


“Contamos con un servicio socia móvil, compuesto por dos trabajadores sociales y una psicóloga, además del trabajo en red con iglesias y organizaciones. En función de ese trabajo se trata de dar respuestas lo más rápido posible, sobre todo en lo que es esta época, muy jodida por el frío”, amplió Pereira.


Además, agregó, que “Las ONGs nos pasan un informe, al igual que Seguridad, que también hace recorridas nocturnas, para nosotros poder captar a esa gente y comenzar a trabajar con ellos”, aunque de todos modos señaló que “a veces resulta complejo lograr que la gente deje la calle”.


“La cantidad de personas que tenemos en situación de calle varía día a día, es una cuestión muy dinámica, actualmente son entre 10 y 15 personas. Y no hay solo un motivo que los lleva ahí, a veces tienen restricción en el hogar, o son personas que vienen de otros distritos o provincias. Incluso tiene mucho que ver en algunos casos el consumo de psicofármacos y el alcohol, personas con las que trabajamos con el área de Salud Mental y Adicciones.


“Estamos tratando de poder sacar a la gente de esa situación. Por ejemplo hoy (por este miércoles) pudimos ubicar a una persona a la que le conseguimos una habitación en la casa de un vecino. También un chico decidió internarse en una comunidad terapéutica y se dispuso de la logística para llevarlo. Nos estamos ocupando de los casos, pero hay otros más complejos, porque es gente que pese a tener familia deciden estar en la calle, y esa decisión la tenemos que respetar porque son sujetos de derecho”, concluye Pereira

 

Debajo del puente, Darío y Daniel miran a lo lejos. Dan pequeños saltos con las manos en los bolsillos. Reiteran que no le tienen miedo al frío. Y le insisten al hombre de Defensa Civil.

-¿Podemos llevar el carro y el perro?

El bombero duda, mira el carro, luego la camioneta. Calcula que podría subirlo. Menea la cabeza con gesto negativo. Vuelve a dudar y señala que “quizá” podría hacer una concesión con el carro, pero no con el perro, “por cuestiones de seguridad”.

 

-Entonces no, nos quedamos, no hay problema. No podemos dejar al perro solo en la calle-, se plantan Daniel y Darío, quienes hace semanas duermen debajo de un puente de la Panamericana, a metros del imponente Sheraton Hotel. Allí donde nadie debe pensar en el frío que hace afuera.

 

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