¿Y si la barrera no estuviera en ellos, sino en nosotros?
En estos días de reflexión, cuando el mundo mira hacia la inclusión, debemos abrazar un cambio de paradigma profundo: la limitación no está en el niño que vive con un trastorno o una discapacidad; reside, a menudo, en un entorno que aún no se ha preparado.
Porque la verdadera discapacidad es no capacitarse para comprender y acoger la neurodiversidad. Es imperativo que el corazón de la sociedad se involucre, pues el primer acto de amor es la voluntad de comprender y no excluir.
Existe un universo vibrante de mentes neurodivergentes que funcionan a un ritmo distinto.
Cuando escuchamos las siglas TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), la mirada superficial ve solo inquietud y dispersión. Pero quienes deciden mirar con el corazón saben que detrás de esos desafíos hay mentes brillantes, llenas de creatividad desbordante, pensamiento lateral y una energía que, bien orientada, es capaz de mover montañas.
El camino para liberar ese potencial requiere una alianza: el compromiso de la familia y la capacitación del educador, un acto de responsabilidad que transforma la preocupación en herramienta, y el aula en un santuario de crecimiento.
Esta historia de compromiso se personifica en el Colegio Argentino Almirante Brown de Pilar. Es una institución que se niega rotundamente a hacer diferencias, trabajando codo a codo con familias y profesionales externos, entendiendo que el apoyo debe ser integral.
En ese marco, brilla la docente Noelia Beatriz Melo. Desde el primer momento, Noelia aceptó el desafío con una entereza admirable, viendo en el TDAH un llamado a la solidaridad y la empatía.
Su vocación la llevó a sumarse, propuesta realizada por una familia, al programa "Docente Amigo del TDAH", impulsado por la organización Familias Leonas TDAH.
Ser una "Docente Amiga del TDAH" no es solo un título; es un compromiso diario y capacitado. Significa aplicar un enfoque inclusivo que reemplace la frustración con guías claras, el castigo con el refuerzo positivo, y la queja con una comunicación estructurada. Es la convicción de que el aula debe acoger a la mente neurotípica y a la neurodivergente por igual.
Noelia, al abrir su corazón y capacitar su mente, se convirtió en ese faro. Ella demostró que cuando la responsabilidad de aprender y adaptar se une a la vocación de enseñar, la etiqueta se desvanece.
Su compromiso es un testimonio vivo de que, al eliminar los estigmas y construir un puente de entendimiento, el docente está transformando no solo una clase, sino el futuro de cada estudiante.
El compromiso de la docente Noelia es un llamado para toda la comunidad educativa. Cuando los educadores deciden involucrarse verdaderamente con estos niños, dejando de lado los prejuicios para abrazar la capacitación, no solo están enseñando contenidos curriculares; están dejando huellas de bien imborrables en el alma de esos pequeños.
Este camino hacia la comprensión es ya una política pública en nuestra región: ¡Es Ley! Recientemente, la Provincia de Buenos Aires ha establecido que las y los docentes deberán capacitarse obligatoriamente en Trastorno del Espectro Autista (TEA) y neurodiversidades, con formación gratuita y con puntaje.
Esta ley subraya que la capacitación es el único camino hacia una inclusión real.
Al final, el ejemplo de Noelia nos enseña la lección más importante: ella no solo se capacitó, entendió el desafío con empatía y se comprometió sin reservas a ir por más.
El mayor acto de apoyo es comprender el TDAH y no excluir ni alejar al niño de las actividades que suman a su vida, es no "recortar" su experiencia. Porque al final, la verdadera misión es asegurar que cada mente brillante, sea cual sea su ritmo, tenga la oportunidad de brillar.
Así fue Noelia, y así debe ser el futuro de nuestra educación.
* Instituto de Investigaciones en Medicina Traslacional – Facultad de Ciencias Biomédicas, Universidad Austral - CONICET