Carlos R. Mendizábal, ingeniero Industrial con más de 30 años de trayectoria en la industria del Gas y Petróleo en Argentina, EE. UU. y Latinoamérica, y profesor en la Maestría en Gestión de Gas y Petróleo de la Universidad Austral, desarrolló un análisis práctico sobre cómo aprovechar mejor la energía según la temporada del año, con foco en el verano argentino, el uso eficiente de los recursos y el impacto directo en el bolsillo.
Verano – Electricidad, aire acondicionado y electrodomésticos de alto consumo
Ajustá el aire acondicionado a 24–25 °C y enfriá solo la zona de la casa que usás. Apagalo cuando no estés en ese ambiente.
Evitar fugas de aire frío por puertas y ventanas y complementar el aire acondicionado con ventiladores es otro de los consejos clave.
“En casas de dos o más plantas, recordá que el aire frío desciende: los ambientes bajos requieren menos esfuerzo. Cada grado menos en el aire acondicionado puede aumentar el consumo eléctrico entre 6 y 8%”, apuntó el profesional.
Para planchas, lavarropas, secarropas y lavavajillas que son los que concentran una parte importante del gasto eléctrico, el consejo es “hacer un lavado y secado grande en lugar de varios chicos y usar el lavavajillas solo cuando esté lleno”.
“Los electrodomésticos no consumen lo mismo siempre: la forma de uso importa tanto como el aparato en sí. Regulá la temperatura de la plancha según lo que necesita cada prenda. Si comprás equipos nuevos, elegí los de menor consumo (Inverter, A++, etc.)”.
Combustibles y transporte, cuidar el consumo ante una mayor circulación en verano
Los motores consumen más combustible cuando se acelera bruscamente, se frena seguido o se circula a alta velocidad. En cambio, una conducción suave y constante reduce drásticamente el consumo.
“En rutas y autopistas, ir apenas más rápido cuesta mucho más combustible: el consumo crece de forma desproporcionada con la velocidad. A 130 km/h se puede consumir hasta 30% más que a 100–110 km/h, con un ahorro de tiempo mínimo”, especificó Mendizábal.
“Evitá aceleradas y frenadas bruscas. Usá el control de crucero en rutas y autopistas si tu auto lo tiene. Mantené los neumáticos bien inflados”, completó.
Además aconsejó evitar peso innecesario en el vehículo y puntualizó que las ventanas abiertas y elementos en el techo, afectan la aerodinámica del vehículo e incrementan el consumo.
“Usá la calidad de combustible que recomienda el manual del vehículo. No todos los autos necesitan nafta premium”, indicó.
“Compará precios entre estaciones: las diferencias existen y se acumulan con el tiempo”, agregó.
Gas, cocina y agua caliente
“Cuando la llama sobresale por los laterales de ollas y pavas, se está desperdiciando gas. Regulá el fuego para que quede contenido debajo del recipiente”, expresó el profesional.
“Una vez que el agua u otros líquidos hierven, no hace falta mantener el fuego alto. Bajarlo al mínimo mantiene la ebullición y reduce el consumo”.
“Regulá la temperatura del agua caliente del calefón o termotanque para no tener que mezclarla con agua fría. Si lo hacés, estás pagando energía que no usás”.
Falta, pero mejor llegar al invierno informado:
“No calefacciones ambientes que no usás. Cerrá puertas y ventanas: las rendijas son una fuga constante de calor. Usá cortinas para reducir pérdidas térmicas por ventanas.”
“Mantené la calefacción alrededor de 20 °C y complementá con un abrigo liviano. Cada grado adicional en calefacción puede aumentar el consumo entre 5 y 7%. El termostato es una herramienta de ahorro, no solo de confort.”
Tomar conciencia
“Ahorrar energía no es pasar frío, calor ni incomodidad. Muchas veces es usar mejor lo que ya utilizamos todos los días. Mirar la factura, entender qué consume más y corregir hábitos es una de las pocas formas de ahorro que dependen exclusivamente de nosotros. La energía que no se desperdicia es plata que queda en el bolsillo”, cerró.