Los reconocidos actores Héctor Calori y Guillermo Marcos protagonizan este sábado "Aeroplanos" en el Teatro Municipal Lope de Vega.

Se trata de una entrañable obra que, con humor y emoción, revaloriza la amistad en todas las etapas de la vida (Pedro Lagrave 725, 21:30 hs, entradas anticipadas en boletería).

Escrita por el célebre Carlos Gorostiza, "Aeroplanos" cuenta la historia de dos amigos de clase media, que se conocen desde hace sesenta años. Su convivencia ofrece al público un intenso y rico intercambio de humor, ternura y solidaridad.

Sienten a la amistad como a un verdadero gozo que el espectador comparte desde su propia experiencia.

"La obra es una joyita, una de las referentes del teatro argentino en cuanto a calidad dramática y a teatralidad. No la conocía por completo hasta que Guillermo Marcos me la ofreció. La estaba haciendo con Rodolfo Ranni, él se tuvo que bajar por motivos personales y me la propusieron. Apenas la leí me encantó", contó Calori, y agregó: "La experiencia que voy teniendo en la gira es maravillosa; la gente la pasa muy bien y nosotros la pasamos muy bien arriba del escenario".

Además, analizó: "Lo más interesante que tiene esta pieza teatral es mostrar a los personajes, a pesar de los años que tienen, que están completamente vivos, con ganas de seguir soñando y concretando los sueños, ese es el mejor mensaje".

La obra plantea, desde el alma misma del adulto mayor, el oscuro temor a la muerte, la soledad, la pérdida de la independencia y la iluminada esperanza de disfrutar libremente los últimos años de vida.

A la vez, ofrece una mirada interna hacia la vejez de dos personajes que se preguntan, con buen humor y sin solemnidad, sobre los por qué de la existencia. Desde el inicio de la acción, el espectador asistirá a un intercambio de anécdotas, bromas y confidencias hechas por dos seres en un día crucial para ambos.

Es valioso que "Aeroplanos" remite a la alegría y a la necesidad de compartir con alguien la dicha y el dolor de la existencia. Ofrece una valoración de lo que significa un “verdadero” amigo, a sustentar aquellos principios, al decir de Gorostiza, como una forma legítima y viril de amor. Y que, además, rescata el privilegio de ser un sostén en el duro oficio de vivir.